Muerta
De cada uno de sus poros vio con asombro sin igual que salía un cucarrón minúsculo. Casi invisible a la vista.
Horrorizada se pasó las manos por la piel, intentando quitarlos. Fue imposible. Tan pronto quitaba un manotón, otro lo sucedía irremediablemente.
Empezó a notar que se desplazaban por sus párpados también. Impidiéndole la vista. No supo en ese instante si reír o llorar. Las lágrimas también estaban repletas de insectos. En la boca sintió repentinamente el movimiento de miles, de millares de los mismos.
De pronto escuchó un grito ensordecedor que la paralizó y alguien llevándose las manos a la boca y reprimiendo un grito que iba a ser ensordecedor y mientras la miraba dijo: "Está muerta".
Patricia Lara Pachón
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