¿Es usted feliz?
Le pregunté a boca de jarro al señor calvo y barrigón que me encontré al subir al ascensor.
Me miró profundamente y tan sólo exhaló un gemido que me caló hasta el alma.
Logré ver al momento de abrirse la puerta y salir. Una lágrima que se deslizaba calladamente por su mejilla.
Patricia Lara P
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