Encuentro y matrimonio
Sus
padres habían esperado el momento en el cual él les presentara a su
novia. Habían respetado sus deseos pero en vista de que parecía reacio a
tomar la decisión, y además movidos por la necesidad de tener un
heredero. Habían solicitado la ayuda de una anciana casamentera.
Hoy, el momento de conocer la novia, había llegado. Todos esperaban con ansias su caminar hacia el altar.
El
novio con cara de espanto en medio del salón, acompañado por su padre y
padrino de boda. De pronto, suena la marcha nupcial y sale por la
puerta señalada, un ser minúsculo, vestido con traje de novia. El velo
le cubre la cara. Todo es silencio, respiraciones entrecortadas y la
marcha nupcial que casi ni se escucha. Llega ella hasta el par de
hombres. Recibe en sus enguantadas y temblorosas manos el ramo de rosas
blancas. Ahora, se dispone a caminar al lado de ese hombre alto,
delgado y atlético que será su esposo hasta que la muerte los separe.
El
juez que sellará la unión, balbucea. Luego movido por la obligación.
Lee, pregunta y finaliza diciendo "ahora los declaro marido y mujer".
"Puede besar a la novia".
El nuevo esposo, levanta
el velo y observa a su esposa. Con ojos desorbitados y a punto del
desmayo entiende que se ha casado con la anciana casamentera.
Patricia Lara P
No hay comentarios:
Publicar un comentario