Acá le dejo esto, señito Patricia, para no dejar pasar la oportunidad:
Perdone lo poco, mija.
Azul
Del cielo a la esperanza,
de los anhelos a la fe,
de la rojiza promesa
a los dorados delirios de riqueza,
se nutren los prístinos algodones celestiales
que -rendidos ante el sol avasallante-
huyen,
revelando el azul paradisíaco
de un cielo que se regocija
de cubrir esta rica tierra.
Y bajo él se ciernen las leyendas,
tierra adentro,
¡mina adentro!,
para vivir… para matar… ¡para morir!
de los anhelos a la fe,
de la rojiza promesa
a los dorados delirios de riqueza,
se nutren los prístinos algodones celestiales
que -rendidos ante el sol avasallante-
huyen,
revelando el azul paradisíaco
de un cielo que se regocija
de cubrir esta rica tierra.
Y bajo él se ciernen las leyendas,
tierra adentro,
¡mina adentro!,
para vivir… para matar… ¡para morir!
B. Osiris B.
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