jueves, 24 de marzo de 2016

Gracias

Gracias

Bramaba de dolor y mientras lo hacía daba gracias a Dios por su vida.  Aferrado como estaba a ella prefería el dolor constante, pertinaz, soportable apenas porque le permitía saber que estaba vivo.
No podía hacer más que condolerse de sí mismo y agradecer.  Temía que si dejaba de hacerlo o en un arranque de dolor maldecía;  la vida se le apagaría como se apaga una vela ante un soplo suave de viento.
Vivir era lo que importaba.  Vivir agradeciéndole a Dios y maldiciendo a los hombres.  Destruyéndolos.  Odiándolos e incluso y muy en lo oculto envidiándolos.  Envidiaba el hecho de que no padecieran dolor alguno, de que no pensaran, de que se desplazaran por el mundo tan solo sobreviviendo mientras creían que vivían
El dolor le avivaba la ira, las ganas de vivir se inflamaban.
Vivir y agradecer era su sino.

Patricia Lara P.

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