Hace algunos años mamá tuvo un corte en la muñeca. (Una vecina
puso en su muro vidrios rotos para evitar que se le metieran los ladrones).
Mamá puso a secar algo ahí y al recogerlo se hizo la herida. Unos tres
centímetros de largo y más bien profunda. Se con seguridad que de no
haber salido un poco de grasa por ella, mamá no habría permitido que la
lleváramos al médico para hacer la sutura.
Ahora sí... Va cuento 
Chicharroncitos
Ella nunca estaba conforme consigo misma. Ojos muy juntos, mejillas
prominentes, dedos huesudos, barriga inflamada. Ella decía que retenía
líquidos y lípidos y sonreía... Pero se notaban su desazón y tristeza. Se
sentía viva pero a medias y no sabía si quería seguir así.
Como al descuido y sin pensarlo o darse cuenta, hizo un corte en su
pierna. Era largo y poco profundo. Vio casi con asombro la sangre
que fluía y pensó en la muerte. No la propia; pero si la de los glóbulos,
las plaquetas y demás. Sin pensarlo de nuevo, cortó un poco más y con asombro
creciente vio separarse la piel y más sangre fluir. No sentía dolor, solo
curiosidad. Cortó de nuevo y de pronto algo hizo explosión y una mota muy
blanca salió de la herida. Asombrada tocó, palpó y al cabo de un momento
cortó. Decidió entonces cerrar la
herida, así que usó agua e hilo y suturó.
Aplicó removedor de uñas para desinfectar pues era lo que tenía a mano y el dolor que sintió la hizo sentir viva.
Jugueteó con la porción de grasa y terminó llevándola a la cocina para
arrojarla al cesto basura. Pero ya ahí y viendo que freían algo, la
arrojó al sartén observándola. La vio dorarse y pensó en lo crujiente que
estaría. No pudo resistir la tentación y así caliente la puso en su boca
y mordisqueó despacio. La saboreó con gusto, intentando prolongar el
placer lo más posible.
Hoy por hoy luce en piernas y abdomen largos cortes. Unos cicatrizados, otros
sanando, algunos más recién abiertos.
La gente que la conoce la ve feliz, dichosa. Por fin se siente viva.
Patricia Lara P.