El fuego se había extinguido. Una que otra pavesa danzaba en el aire. Buscaba muy seguramente un sitio donde posarse y reiniciar.
En un rincón de la estancia en medio de un montón de ceniza aún acompasado estaba un corazón.
Un corazón ardiente al que incluso las llamas no lograron acabar la pasión.
Quien encendió aquel fuego no logro comprender porqué aún palpitaba de amor aquel ser.
Patricia Lara P
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