Como si, al cambiar, muriera lentamente
Asfixiado por el hastío,
mutilado por la inmediatez,
el arte cambió.
Y ya no hay poesía -ni elegancia- en la palabra,
que sufre a gritos la ablación
del fugaz
y contundente
improperio tres punto cero.
Aquella a quien exaltaban
los antiguos poetas y cantores,
hoy se diluye ante el ácido
de la misoginia express,
blanco y objeto de parodias vulgares,
excusa forzada del humor fácil,
donde muere el intelecto,
porque leer y pensar
está sobrevalorado.
La puesta en escena
en el teatro del consumo
quema -o "reinventa"-
la virtud de los actores
que ahora son _vende tutti_
en un guión de treinta segundos
porque el arte cambió y hay que comer.
El arte cambió
y es como si, al cambiar,
muriera lentamente
(¿o como si, de algún modo
-¡ojalá!-,
renaciera).
Podría contarte más,
pero no tengo tiempo.
B. Osiris Bocaney
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