Ayer iba caminando por una calle medianamente solitaria. De manos a boca me encuentro con un habitante de calle. Empieza a decirme "mamacita hermosa". Lo miro a los ojos y con una sonrisa grande lo saludo y le digo "Que Dios lo bendiga mijo". Asombrado responde. "Dios la bendiga madrecita". El esperaba asustarme y quedó desarmado con un saludo respetuoso.
Lo que puede hacer una sonrisa.
Patricia Lara P
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