martes, 29 de diciembre de 2015

Una huella



Una huella

Mamá, se murió uno de mis cantantes favoritos.
Ah, sí vi.
-Pero ya tenía más de setenta años-  agrego.
La gente se apega mucho a la vida y en realidad si uno ha hecho todo lo que debe hacer, si ya cumplió. 
¿Qué tantos años más puede querer vivir?
Y me quedó pensando, en la gente apegada a la vida.  Apegada de tal forma que dejan de vivir para "vivir" un poco más.
Dejan de salir por miedo a los ladrones, a que los secuestren, a que los atropelle un carro, etc.
Dejan de comer lo que les gusta y se resignan a vivir de cosas sin sabor porque los aliños hacen daño y las cosas ricas engordan y aumentan la tensión, el azúcar, causan problemas de tiroides y mil cosas más.
Se acurrucan entonces en algún lugar de la casa y se vuelven invisibles al mundo.  Y a veces, lo que es peor aún... se vuelven un estorbo. 
Y entonces me quedo preguntando.  ¿Cuál es la edad ideal en la que debemos partir?  Y también me cuestiono.  ¿Cuáles son las cosas que debimos hacer para que nuestro paso por el mundo valiera la pena?
¿Eso de tener un hijo, sembrar un árbol y escribir un libro será suficiente?
Yo no nací para eternizarme aquí.  Y tampoco es necesario que la gente me recuerde.  Pero si desearía dejar alguna huella.  Hasta las babosas dejan una.
Patricia Lara P.

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