La veo aproximarse al panorámico del carro y estrellarse contra él dejando una mancha amarilla sutil. Luego veo otra y otra y mi mente va hacia Mauricio Babilonia y su legado. Y pienso en la persona que ahora hace que estas mariposas se suiciden.
Me la imagino
vomitándolas y eliminando con cada arcada un mal recuerdo, con cada trago
de bilis un dolor, con cada retortijón de abdomen un sentimiento nefasto.
La veo pálida,
sudorosa y deseando que el mal momento pase y que el mal amor se muera para
continuar con la vida y por supuesto para desear volver a llenar su pecho con todas las
mariposas amarillas que se pueda.
Veo ahora una
mariposa negra que esquiva con elegancia y maestría el panorámico y siento que
las mariposas amarillas son las condenadas.
Patricia Lara P.
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