viernes, 25 de diciembre de 2015

La vida



La vida

No es que no se le hubiera ocurrido antes.  Es que la idea le había cruzado por la mente como nube viajera.  Era tan imperceptible que solo hasta este momento se había dado cuenta que era recurrente el pensamiento.  No la espantó para nada.  Solo la hizo caminar por senderos poco transitados, llenos de malezas en los que se le enredaban los pensamientos y la hacían detener.  Las rocas del camino la hacían caer y tenía ya los pies heridos pues los zapatos no habían resistido el rigor del andar ni tan pausado, ni tan feliz.  ¡Y es que los vericuetos del pensamiento pueden ser tan intricados!
Disfrutaba a ratos espacios abiertos, grandes extensiones de césped verde;  con manchas amarillas aquí y allí.  El diente de león iba poblando del dorado color las  grandes extensiones.  Una que otra bailarina o campanita se mecía al viento y cantaba.
Y de nuevo lo agreste, lo obscuro, lo asustador.  La vida es eso.  A veces el camino llano nos distrae y de pronto tenemos que apresurar el paso, caminar aun si los pies están heridos y duele y seguir... seguir.
En eso se da cuenta que la idea ha muerto de nuevo.  O no muerto, no seamos tan dramáticos, se ha dormido y descansa mientras ella retoma el rumbo.  El futuro la aguarda… el destino la espera… ¿o será que la alcanza?
Patricia Lara P.

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