(Encontré este imagen en la web y me encantó)
Paseaban Juan y Luz, todos los días por los mismos lugares -sin verse- sin reconocerse el uno a la otra, sin siquiera sospechar que sus destinos estaban unidos por la confluencia del clima, de las horas, de los elementos.
Ella desesperaba por encontrarlo y él se vanagloriaba de disfrutar las
medias manzanas esperando a que llegara su media naranja. Incluso, podría
decirse; Juan no tenía prisa. Ninguna
prisa, pues disfrutaba la vida sin preocupaciones.
De pronto, andando una calle, sienten que la electricidad los recorre. No saben que pasó.
Intentan proseguir pero algo lo impide. Al cabo de un instante de zozobra,
de inquietud; perciben a sus sombras
unidas en apasionado beso.
Al girar la mirada la caricia furtiva
de las sombras termina, dando inicio al
beso de los labios, los cuerpos, las miradas.
Patricia Lara P.
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