(Cuando uno no tiene nada qué decir o escribir, esto es lo que resulta)
Por fin Ella abrió los ojos y vio. Y no era que antes no viera, sino que, veía mal o solo lo que quería o a lo mejor tal vez lo que los otros querían que viera. Y al hacerse por fin la luz; vio su vida como en blanco y negro o difusa y confusa. Pensó entonces que aún era tiempo de cambiar, de hacerla mejor y ser feliz. Tampoco es que hubiera sido infeliz, pero la felicidad de los cuentos, esa que duraba una eternidad, Ella no la conocía. Ella había vivido momentos buenos y regulares, uno que otro malo. Pero eran más los perdidos en la memoria y por lo tanto indefinibles. Ella deseaba por cierto la felicidad de los cuentos. Y pensó en buscarla.
Por ahí va Ella ahora, cantando entre
dientes por los rincones. Mirando de reojo y con mucho disimulo y
pensando pensamientos. La gente cree que está algo loca. Ella solo
espera el momento aquel en el cual por fin sepa con certeza absoluta que la
felicidad es esa y entonces la tomará y no la dejará ir jamás.
Patricia Lara P.
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