martes, 14 de enero de 2014

Alma bendita




Acaba de pasar por mi lado.  Me he acostumbrado a su presencia y ya no me asusta.  Finalmente es una compañía en momentos de soledad.  No le hablo pues me aconsejaron no darle entrada a mi vida. 
Imagino cosas sobre ella.  Supongo que fue mujer en un momento de su vida, que murió joven, que le gusta nuestra familia pues "siento" que se muda con nosotros.  Al llegar a la casa nueva y antes de ser nuestro hogar la percibo intranquila, y al cabo de un tiempo ni se siente.  Pero... cuando nos escucha hablar de nuevas mudanzas se molesta.  Empieza a hacerse más notoria y hasta se muestra algo ruda.  El otro día comentándolo con mi hijo le decía yo a él en voz alta para que ella escuchara... "No nos mudamos por gusto, lo hacemos porque tenemos que hacerlo".  Así que al parecer entendió y no se ha manifestado como en otros momentos.  Igual también le dije: “Si no quiere irse con nosotros, que se quede".  No sé si piensa en esa posibilidad o si sencillamente se dio al dolor.  No del todo como digo, pues por ahí ella apaga luces, mueve muñecos y se pasea. 
Siento que le gustamos como familia pues no le tememos y eso me imagino la hace sentir parte de nosotros y también le proporciona seguridad y comodidad.  Me gustaría ayudarla a que por fin parta y alcance la paz, pero también pienso que a lo mejor ya la alcanzó con nosotros.
Patricia Lara P.

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