La llamó desde el pie de la torre
y Ella; harta ya de que fuera a visitarla
en las noches y al amanecer partiera
dejándola en la torre
a merced de la bruja.
en un arrebato de inspiración
-o ira-
cortó con tijera su hermosa trenza rubia
y la arrojó al amante desde el balcón.
¡Y pensó!
A ver si por fin un día al bello príncipe "enamorado"
se le ocurre traer una escalera
para por fin poder ella escapar
y dejar de ser la prisionera
de la bruja cruel y despiadada
y también porque no decirlo
del príncipe encantado.
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