Siempre pensó que el fin del mundo
llegaría dentro de muchos, muchos años. Que ni sus hijos ni sus nietos
tendrían que pasar por el terror de esperar un cataclismo que acabara con la
tierra y con todos sus habitantes, animales y plantas incluidas.
Pero de un tiempo a esta parte las
"predicciones de los Mayas" relataban desastres tales como
terremotos, lluvias de fuego, maremotos y demás tragedias, las cuales arrasarían
con la vida humana. Bueno; uno que otro sobreviviría pero sería retornar
al principio de los tiempos y en la premisa de que sobreviviría al más fuerte.
Hoy por hoy y con tantas armas en manos de la gente del común no solo el
más fuerte físicamente sino el mejor equipado para la sobrevivencia.
Las gentes temerosas se aprovisionaron de alimentos
y agua, unos más construyeron viviendas en las altas montañas, para
que no fueran alcanzadas por la furia del agua. Otros creyeron que el
futuro estaba en vivir en las cavernas. Si antes el hombre vivía en ellas
y logró llegar hasta lo que es hoy, pues
eso demostraba que esa era una buena idea.
Ella, nuestra heroína no creía realmente en tales
desastres pero como mujer precavida que era tomó una que otra provisión para el
futuro incierto. Incluía aprovisionarse de comida enlatada, agua, linterna
con pilas suficientes, velas, fósforos y un radio. Entre más lo pensaba
se daba cuenta que habían cosas que eran ridículas por ejemplo: ¿Quién
se tomaría el trabajo de comunicarse por radio? ¿Cuáles serían las
noticias que tendría para referir si seguramente estaba oculto como todo el
mundo?
También se preguntaba, ¿Si valdría la pena
sobrevivir un tiempo en una lucha constante contra las inclemencias del mundo
que en ese momento se renovaba independientemente de lo que sucediera con sus
especies; y de los otros sobrevivientes
deseosos de tener lo que uno tenía?
Se lo tomaba con calma y continuaba haciendo su
vida normal pero pensando a cada instante.
¿Para qué compro esto o aquello si no voy a lograr ponérmelo o comérmelo
o usarlo siquiera?
Pero… también existía la posibilidad que los Mayas
hubieran hecho una broma, o se pudieron haber equivocado en sus
predicciones. ¿Finalmente cuales de las
cosas que dijeron que sucederían realmente sucedieron?
Los seres humanos somos alarmistas, nos gusta poner
en nuestras mentes situaciones terribles para sentirnos liberados al momento
que no sucedan y claro inmediatamente
también buscamos más motivos o nuevos motivos para sufrir.
Nos ponemos nuevas fechas fatales y de vuelta a esperar lo inevitable.
Nos encantan los cuentos de hadas porque tienen un
final feliz, pero la lucha constante entre el bien y el mal es lo que le pone
sabor a la vida.
Ella el 21 de Diciembre, muy temprano se puso el
mejor par de zapatos que tenía, no le importó en ese momento pensar que a lo
mejor tendría que correr y ellos no eran la mejor prenda para tal efecto.
En lugar de ropa para la guerra usó ropa elegante y
bonita, se recostó cómodamente en su cama a leer, ver televisión y esperar.
Finalmente en la vida todo lo que tiene que suceder, sucede y lo que
tiene que pasar, pasa. Independientemente
de que vayamos al encuentro de las situaciones o no.
De qué valía ocultarse de lo inevitable. Ella a lo mejor era cobarde pues pensar en
la lucha para sobrevivir la llenaba de malestar y flojera.
Allí recostada la encontró el 22 y por supuesto con
los ojos adormilados de leer y mirar la tele y los pies adoloridos por los
zapatos. Así que se levantó de la cama
decidida a continuar su vida.
Finalmente el mundo no se acabó… por lo menos no su
mundo. Al cabo de un rato en las
noticias se enteró que había una nueva fecha para el fin del mundo, no ya una
predicción Maya sino una egipcia.
Acababan de encontrar un papiro en una de las pirámides que describía
con lujo de detalles como en el año 2025 la tierra sufriría el impacto de un
gran meteorito.
Ella, nuestra heroína se dijo que esperaría sentada
y que a lo mejor para esa fecha ella ni existiría…
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