Llevo años pidiéndole al niño Dios paz y tranquilidad. Jamás se ha hecho el sordo, siempre me escucha y aun cuando por momentos la paz parece que se marcha y la tranquilidad me hace comer las uñas, ha sido más lo que de eso he recibido que lo que menos.
Le he pedido salud, dinero y amor y todo eso me ha dado. Salud de hierro y un corazón blandito, dinero suficiente para no pasar necesidades, no de sobra. Amor mucho, pero poco pues deseo ser amada en demasía.
Las cosas materiales importan entre tanto estemos con los seres que amamos y nos aman.
Gracias Niño Dios.
miércoles, 4 de enero de 2012
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Burbujeando
Burbujeando ¿No les encanta cuando toman una bebida gaseosa y sienten la necesidad de burbujear también? Obviamente es un disfrute en soli...
-
Tengo todos los agüeros... todos -Eso es lo que yo en mi infinita ignorancia- creía. Pues no. Hoy estuvo el jardinero en cas...
-
Un mosquito feliz mordía y succionaba aquí y allí una gota de sangre deliciosa extraía de la niña hermosa una gota de sangre azu...
-
A mi tía la llevaron al convento de la madre Anatolia. De ese claustro y de la madre se dijeron muchas cosas. Que la madre no era mad...
No hay comentarios:
Publicar un comentario