Te respiro en el cuello
te atosigo.
Busco pecados
reales o imaginarios
los imagino.
Me meto en tu cabeza,
en tus recuerdos
recorro tus escritos
los hilvano.
Imagino secretos;
en mi mente a la perfección los veo.
Tu cara, tu sonrisa, tus miradas
algunas veces cálidas,
apasionadas otras
no solo por amor y/o deseo;
también por furia mediana
o nulamente contenida
Pecados, secretos.
Los busco, los rebusco
los creo y los recreo.
Pecados… secretos.
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