Despierto y veo un rayo de luna
que entra por mi ventana,
va llenando mi cuarto plenamente
se acerca a mi, me roza
con premura me incita,
me acaricia y de besos me llena.
me abro, me pliego a sus deseos;
mi voluntad se pierde.
Me cubre enteramente.
No es la luna, eres tu
que con paciencia y suavidad
supiste llegar hasta aquí…
hasta mí, encontrándome
para finalmente poseerme.
"Me pliego a tus deseos" cuando ese rayo de luna te toque
ResponderEliminarUn abrazo
Me
gustó
Gracias por la correción y por leerme Francisco. Un abrazo.
ResponderEliminar