domingo, 5 de marzo de 2023

Vivencias

 Había un platón hondo sobre la mesa del comedor en la casa de mi abuela. En el habían mangos, zapotes, algún anón maduro. Ya estaban las frutas lavadas y si alguna había sido picada por un ave o animal nocturno ya había sido cortado con primor el pedazo. 

Era el amor de la abuela plasmado en cada fruta.
Ella iba muy temprano al huerto y traía manjares para todos.
Recuerdo también el racimo de plátanos atrás de la puerta del comedor esperando por nosotros.
El olor del café recién preparado, todas las mujeres sentadas en el corredor disfrutando la charla, el sabor y el amor. Todo el mismo tiempo.
Te doy gracias señor por esa mujer de mirada franca. De sonrisa hermosa que fue mi mamita María.
Hay días en que la extraño mas, días en los que la extraño tanto.
Gracias.

Patricia Lara P

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