Gracias
Gracias, Señor por el mal que ignoro,
por las alegrías que no río
por las tristezas que no lloro.
Gracias doy por la ignorancia
del mal que ocurre en la distancia
no, porque ocurren, eso igual me enoja,
sino porque, al no estar, no aumentan mi congoja
Muchas más gracias he de dar por la nobleza
de quien, obrando bien, disminuye la tristeza
en un mundo a veces injusto y desigual
donde pareciera más fácil subyugar el bien al mal
Gracias también doy porque en toda la bruma
del mal que aqueja al mundo en todos sus estamentos
la bondad crece y se esparce cual espuma
dando fuerza y valor para mover los cimientos
de una sociedad que, inerme, se mueve entre la indolencia
y las ganas de dar un respiro a la decencia.
B. Osiris Bocaney
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