miércoles, 11 de enero de 2023

Un tamal gordo y popocho

Este era un tamal gordo y popocho que decidió un día que viviría eternamente. Agarro sus bártulos y se dió a la tarea de llegar al polo norte. Pensaba él quizá erróneamente que el frío polar la permitiría hacerlo.
Cómo no disponía de otros recursos que sus hojas y su cabuya decidió ofrecerlas al mejor postor.
Una anciana se quedó con la pita de cáñamo que usó para atarse una alpargata que ya se le caía de los pies.
Un fraile se quedó con la hoja de viao, la cual cortó primorosamente y uso como separadores en sus libros de cabecera.
Ya desnudo nuestro tamal y expeliendo todas sus fragancias y aromas fue devorado en segundos por la vieja y el fraile. Los cuales se decidieron a ahorrarse unos cuantos "riales" desapareciendolo.
Bueno... No siempre de buenas intenciones está empedrado el camino al infierno. El camino al polo norte no fue la excepción.

Patricia Lara P

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