Ese cielo rosado,
reflejado en el pantano obscuro y fétido en el que me sumergiste.
Y esa agua pútrida,
conteniendo mi cuerpo más corrupto aún.
Y ese sentimiento de culpa,
que tú jamás tuviste.
Esa sonrisa perenne, cual máscara indeleble que tenía tu rostro...
y que mantenía mi calavera.
Patricia Lara P
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