Grito y el grito se ahoga en mi garganta. No rompe el silencio que
irrumpe a raudales por mi mente absurda, obtusa. Esa mente mía
intrincada en pensamientos todos inconexos.
Grito y mis
ojos emiten lo cotidiano. No sé expresan tal cual como son. Muestran el
mar plácido, mientras en su interior lo destruye todo.
Grito
y sólo yo escucho mi ira loca, la que buye y se arranca los cabellos,
la que destroza todo, la que no deja títere con cabeza.
Nadie lo intuye. La ira se consume.
Patricia Lara P.
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