Pintó su casa de azul, y el cielo le tuvo celos.
El amarillo brillante no fue una opción.
El sol es aún más egoísta con su color.
El verde de la naturaleza que es tan brillante se resistió.
El morado de las uvas, el dorado del trigal,
el café de la fría tierra no quisieron cooperar.
Cada color tiene dueño
Cada dueño declinó
Ser partícipe en mi casa
La casa la pinté yo.
Patricia Lara P.
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