Hay
dolores que duelen en el alma y que a pesar de que nadie más que uno los siente
o los ve, dejan heridas que sangran. A
veces tarda mucho el restañar la herida y luego hay que irla curando con paños
de agua sal y con pomadas varias, luego queda el recuerdo de algo que dolió y
dolió mucho. En noches de luna llena
duele la antes herida hoy cicatriz, y duele y duele de nuevo. Otros dolores hondos, dejan
sentires acompañados de batir de alas y de suspiros ahogados.
Patricia
Lara P.
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