A mi tía la llevaron al convento de la madre Anatolia. De ese
claustro y de la madre se dijeron muchas cosas. Que la madre no era madre
sino padre. Que vendía a sus novicias a caballeros adinerados que acudían
a orar al convento y que dejaban muy buenas limosnas. Que él mismo
abusaba de las chicas. Que si por algún motivo -lógico por supuesto-, una
de sus novicias o religiosas quedaba embarazada las hacía abortar, si se
enteraba en el momento adecuado. De no ser así las ocultaba en los sótanos
y cuando parían mataba a los niños enterrándolos allí mismo o emparedándolos
entre esas paredes. Igual suerte sufrían
aquellas que se le revelaban o morían cumpliendo su “trabajo”.
No sé cuántas personas escucharon hablar de la madre Anatolia, lo que sí
sé, es que yo la pienso con alguna frecuencia; pues mi tía desapareció en esa época.
Nunca se supo nada de ella, jamás nadie averiguo o si lo hicieron a mí no me lo
contaron.
Y Pienso en mi tía por supuesto, y siento que puede haber sido una mártir
en ese cautiverio.
¿De no ser cierta la historia porqué ella no apareció jamás?
Historias como esa me hicieron
sobreprotectora. He cuidado de mis hijos y hermanos; como también de
extraños como si fueran propios. He dado consejos y he llegado a ser muy
cansona. Pero siempre he pensado que prefiero pecar por más y no por
menos.
Patricia Lara P.