Dispuesta como estaba a olvidarlo.
Tomó aguja e hilo
y empezó a tejer,
historia tras historia.
Entrelazando entre una y otra
un beso, un abrazo,
una mirada tierna,
una sonrisa, un suspiro,
una sonrisa, un suspiro,
otro beso.
Y ella, siguió tejiendo,
y tejió tanto;
que ahora en las noches frescas,
cuando un escalofrío leve
recorre su cuerpo,
ella usa su recuerdo
para abrigarse.
Patricia Lara P.
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