Y uno se recuesta en la cama
y uno espera
y no pasa nada.
Y uno se levanta
y camina
y no pasa nada.
Y uno se sienta
y lee
e igualmente no sucede nada.
Y uno toma un cuaderno
y un lápiz y escribe
y la vida toma sentido
y uno es alguien
al dejar sus emociones
sus sentimientos,
su vida
en un papel.
Las palabras son hijos
que nos preservaran de la muerte.
Somos inmortales
gracias a ellas,
gracias a ellos.
(Fotografía de María del Carmen García)
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