martes, 14 de septiembre de 2010

De embarazadas, abejas y geranios

Pues sucede que un día iba Yoli de la Colina por un parque muy lindo. Ella miraba seductoramente como la naturaleza se encargaba de que no se extinguiera la creación del señor.

Los pajaritos con las pajaritas, las abejas con los abejos, (ja), las mariposas con los mariposos (hmmmm), las hormigas con los hormigos, los perros con las perras, los gatos con las gatas. Mejor no sigo que no acabo.

Yoli de la Colina se extasiaba mirando toda esa belleza y pensaba pensamientos (ella también lo hace). Así pues mientras caminaba pensaba.

Todos tienen pareja menos yo. Bueno, aclaremos. No es que Yoli de la Colina no tuviera un Antoni por ahí, es que su Antoni andaba en un viaje de negocios.

Yoli viendo todo ese amor a su alrededor se sintió sola, muy sola y deseo tener a su amor al lado. Como ella siempre se había portado bien; ¿adivinen que paso? Pues que su hada madrina Gilda (Es la que más cara de hada) se le apareció y le dijo. ¿Por qué estas tan triste Yoli de la Colina cuando todos los demás están alegres y felices? No era que el hada Gilda no lo supiera, solo quería escucharlo de la boca primorosa de la Yoli de la Colina. ¿Y saben qué? Pues la hada Gilda movió su calculadora (ella no usa barita mágica, ella es una hada moderna) y apareció el príncipe Antoni.

Como describir las miradas de amor, los besos, las caricias. Los pajaritos dejaron de pajarear, las abejas de abejear, los gaticos de gatear y los perritos de... mejor no digo. Suena feo.

Fue tan maravilloso el encuentro entre Yoli de la Colina y su principe que a los 4 meses exactos se notaba en la pancita el fruto de su amor-pasión.

+(Un cuentecito antiguo que había escrito por encargo y reto para una gran pareja de amigas)

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