Y uno siente que todo es muy grande o que uno es muy pequeño y siente las manos atadas y los pies imposibilitados para echar a andar, a correr para recorrer caminos y simple y sencillamente huir, evadirse.
Y se ahoga entonces uno en un vaso de agua porque está inmerso en el océano infinito de las dudas, o el cielo se muestra infranqueable, inalcanzable.
Y hay gente que se deja dominar por todo eso y lo aplasta la idea y sencillamente desea poner fin a todo, cortar con todo, acabar con las ataduras; incluso las ataduras de la vida.
Y duele todo, y se siente uno responsable de todo y no lo desea así, sencillamente quiere ser, estar, vivir, sobrevivir sin prisas, sin afanes, sin dolores.
Y entonces, de pronto una luz lejana toma forma, brilla con intensidad y se aproxima y uno entiende que afuera hay más, mucho más; pero tiene uno las alas cortadas, las ganas perdidas y hasta las lágrimas secas.
Y se deja uno dominar por la desazón y el miedo y se queda uno ahí tendido, viendo a los otros vivir, viendo a los otros ser y soñando sueños de vidas felices y fructíferas y llenas de ganas y de sueños y de esperanzas.
Y entonces uno solo sueña que sueña y sueña bonitos sueños.
Hola amiga: Hermosa poesía en prosa, con ese "Y uno..." que muchos hemos usado y muchas otras generaciones adicionales usarán
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias Francisco, lo hice por llevarle la contraria a un mensaje que envió una amiga a un grupo en el que participo según el cual no se debe hacer. Y pensando pensamientos sobre el suicidio de una modelo en estos días.
ResponderEliminarMe alegra que te gustara y más me alegra saber que por aquí deambulas.
Cariños.