jueves, 8 de abril de 2010

Es que nosotros éramos tannn pooobres

Es que nosotros éramos tannn pooobres!!!!
Es una frase que escuchaba con alguna frecuencia hasta no hace mucho tiempo. En realidad eramos pobres; pero todos a nuestro alrededor lo eran y unos mucho más que nosotros.
En casa nunca faltó eso; una casa, camas, cobijas y por supuesto comida. Siempre hubo comida. Los tres golpes dirían algunos refiriéndose al desayuno, el almuerzo y la cena.
Incluso habían más personas de las que normalmente deberían de haber. Es decir, no solo estábamos nosotros los hermanos y la madre sino también algún tío incluso con su propia familia, una prima, o alguno de los múltiples amigos que acompañaron nuestra infancia y juventud.
Papá nunca vivió con nosotros pero eso no hizo que tuviéramos menos o más. No nos habría dado más pues no deseaba hacerlo. Era su modo de administrar dos familias; la legal y la otra, la de mantener en secreto con lo mínimo entre lo mínimo. Pero, aún así, la comida no era un lujo por lo tanto nunca faltó.
Ayer aquí en casa se dañó la aldaba de la puerta de entrada, por lo que llamé al cerrajero pero no puede venir sino hasta el sábado. Curiosamente se me ocurrió que debemos mantener la puerta cerrada como en aquellas épocas en que eramos tannn poooobres. Y es que nuestra puerta nunca se cerró para nadie por dos motivos. El primero y más importante es que eramos una familia solidaria y abierta a la gente y el segundo es que la chapa se dañó y por muchos años se cerraba desde afuera mismo metiendo la mano por la parte de abajo y atravesando un palo de madera.
En esa época no debían haber ladrones y si los habían seguro no intentarían perder el tiempo en nuestra casa.
Uno recuerda cosas, destellos de vivencias de otras épocas que se olvidan en los intrincados recovecos de la cabeza loca que tengo. Pero de pronto llegan, iluminan todo y hasta nos hacen pensar en tiempos idos no muy buenos económicamente hablando pero si llenos de tantas cosas y personas maravillosas; los hermanos, los amigos, el barrio, las casas y hasta los objetos que fuimos dejando atrás; pero que no por ello, por "olvidarlos". No nos proporcionaron felicidad.
Mi puerta de hoy esta casi igual de segura que la de aquella época inolvidable, pero por alguna razón que desconozco no siento temor.
¿Influirán en eso los recuerdos?
Es que nosotros éramos tannnn poooobres!!!!.

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