Diego Alejandro corría y saltaba y en un momento un mal paso daba. En un instante él se cayó y el codito se fracturó.
Siguió corriendo, siguió saltando,
Siguió feliz como una lombriz.
Patricia Lara P
Atardeceres por encargo Un día mis hermanos y yo, dispuestos a reunirnos a pesar de la distancia nos pusimos la cita del amor fraterno. Cad...
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