El aire sale
entrecortado
y no hay consuelo.
El pecho se
aliviana
al exhalar una
tristeza
o dos, o tres, o más.
Y hay que llenar de
nuevo los pulmones
y continuar.
Patricia Lara P.
Las margaritas de Octavio Octavio amaba las margaritas, pétalos blancos con corazón dorado; repleto de dulce polen. Pero en la calle ochent...
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