martes, 20 de octubre de 2015

Crónica de unos ronquidos




Nunca en su vida había logrado despertar plenamente.  Dormía en las noches; desde el mismo momento en que el sol se ocultaba en el ocaso y hasta que el sol despuntaba en el horizonte.  Lo hacía tan profundamente que ni siquiera sentía el transcurrir  del tiempo.  Ah, también dormía mientras el día se deslizaba raudo o lento;   mientras realizaba las tareas del diario vivir.
Desayunaba, iba a estudiar, a trabajar, a almorzar y cenar... dormida.  La gente no lo notaba; se veía natural y relajada siempre.  Ella misma ni se enteraba.  Pues al dormir soñaba y al soñar creía que vivía.
Vio al hombre de sus sueños, en sus sueños; en la cafetería de la universidad.  Se enamoró de él locamente y se casó enamoradamente dormida.  Parió un par de hijos como en sueños... ¡No! En sus sueños.  Los vio crecer, hacerse adultos, iniciar sus propias vidas y vivir.  Todo; mientras ella, plácidamente... dormía.
Un día entre tantos; amaneció definitivamente dormida.  Más dormida aun, pues el sueño final la embargó de pronto; sin prisa y sin pausa.  Así que ella, no vivió una vida de ensueño.  Ella soñó una vida.
Patricia Lara P.

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