Hola mi amigo, dice
mientras sonríe el criminal.... por favor; vengo a reclamar mí perro.
Claro señor, como
usted quiera y diga. Pase, entre; llámelo usted.
El perro acurrucado
en un rincón lo mira; al acercarse el criminal, gruñe.
El hombre lo
requiere, lo llama con mimos y arrumacos. El perro más recula.
Ya viéndose
encerrado y temeroso. Salta la victima sobre el victimario y mordiendo su
cuello lo ve cubrirse de sangre mientras expira.
El criminal exhala
el último aliento. Y el perro un suspiro
aliviado.
Patricia Lara P.
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