Se fueron cayendo una a una las hojas.
Las ramas antes
verdes de un verde cristalino; grisáceas se tornaron.
La nieve y el frío
danzaron a sus costados; sobre ellas.
De pronto un
destello de luz fue el augurio; la señal dada
Hay que reverdecer,
nacer de nuevo
Llenarse de retoños,
de polluelos, de arrullos.
Patricia Lara P.
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