miércoles, 22 de agosto de 2012

Por supuesto que no



No es que el amor se acabe; no señor.
Lo vamos ahogando con reproches
con inseguridades.
Y es que damos tan poco oh Dios mío
que lo que recibimos nos asusta
nos parece un tanto sospechoso.
No es que el amor se acabe; no señor
lo apachurramos tanto
lo manoseamos tanto
que arrugado, ajado y viejo
se muere en un rincón.
No es que el amor se acabe; no señor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Las margaritas de Octavio

Las margaritas de Octavio  Octavio amaba las margaritas, pétalos blancos con corazón dorado; repleto de dulce polen. Pero en la calle ochent...