El suceso
Un día entre tantos iguales, una de las laderas internas del volcán en el que se encontraba la calle ochenta y ocho empezó a dejar fluir algo extraño. Nadie lo notó por supuesto. Hacía muy poco que habían descubierto el framboyán y esperaban que más cosas confirmarán que la profecía se empezaba a cumplir.
La vida en la calle ochenta y ocho no era tan pacífica como antes, las parejas se desplazaban hasta el hermoso árbol y se disputaban su adorable sombra.
Un día entre tantos un pequeña hendidura empezó a notarse en medio de la calle. Era minuscula pero al igual que el framboyán crecía considerablemente.
De pronto, por ella empezó a correr lava ardiente, roja y humeante. Y sorpresivamente el árbol empezó a dejar caer sobre sus desprevenidos visitantes gotas ardientes. La mitad de la comunidad sufrió horribles quemaduras, quedando desfigurados unos, ciegos otros, y prácticamente locos los demás.
La profecía seguía su curso. Solo Octavio, el octavo estaría en disposición de remediar aquello que el mismo habia ocasionado. ¿O no?
Patricia Lara Pachón
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