jueves, 17 de julio de 2025

Kaiser

Kaiser


Un poco después de la llegada de Viana y estando la calle ochenta y ocho prácticamente en ebullición hace su ingreso un perro que llevaba en su cuello una placa con un nombre escrito, Kaiser. El pobre can estaba muy golpeado, sangraba copiosamente. A pesar del lamentable estado el animal caminaba con la cola en alto, las orejas paradas y viendo a todos lados.
Era la primera vez que un animal ingresaba a la calle ochenta y ocho. De pronto Kaiser olfatea y con seguridad se dirige hacia donde hacía muy poco tiempo había entrado Viana. Al verla, salta de alegría, ladra en un tono muy suave, el viento empieza a cruzar la calle de norte a sur y al acariciar al perro las heridas desaparecen, no solo recupera la salud, también en gran medida la juventud.
Los habitantes que apenas se iban adaptado a la llegada de Viana a la casa de Octavio, ahora deberán también aceptar un perro alegre y juguetón.
La vida en la calle ochenta y ocho ha pasado de un sobresalto a otro. A pesar de eso se ven rostros sonrientes a ratos. De todas formas las caras de preocupación son las más.
¿Vendrán acaso tiempos mejores? ¿La fatalidad que temen será solo un mal sueño, un mal presentimiento?

Patricia Lara Pachón 

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