domingo, 5 de agosto de 2012

Anatomía


Benditos, tus ojos,
los de escuchar mis silencios 
dormidos en la quietud
de este ruido mundanal.

Benditas, tus manos,
que consuelan mis sueños 
raídos y me arrullan 
en mil cantos
para volver a soñar.

Bendita la savia
que mana de tu alma…
… y se hace palabra…
… y me nombra
para dar sentido a mi vivir.

Benditos tus labios
cálidos, silentes
y solidarios
que recorren junto a mí
el camino de una existencia 
que apenas puedo comprender
y que me agobia.

Bendita, mi lengua
que esgrime palabras
tendiendo mil puentes
entre mis anhelos
y los tuyos
para amarte como siempre,
para nacer otra vez.

B. Osiris B

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