Solía escribirme cartas todos los días
Lo supe muchos años después
Una mañana cualquiera y sólo a unos meses de su abrupta ausencia.
Una mañana aciaga, me di a la tarea de revisar sus cosas
Y en un cofre en su closet, atrás de unas cajas de zapatos
Que contenían todo menos zapatos
Encontré mil y una cartas
Atadas con papel y cinta pegante.
Anotados en aquellos los años, los meses...
A veces paquetes más prolíficos, a veces enjutos.
Los acomodé en orden pensando quizá un día darme a la tarea de leerlas.
Las miré y pensé que quizá iba a desconocer al escritor
Que quizá no iba a reconocerme en esas letras.
Que a lo mejor leería confesiones que me causarían daños irreparables
Así que luego de un día o dos.
De verlas y mirarlas y dolerlas...
Procedí a hacer una hoguera con ellas
Exorcicé entonces mis temores y tomé la decisión, quizá más sabia.
Morir en la ignorancia.
Patricia Lara P
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