Recuerdo cuando me despertaba en la madrugada llena de miedos, por los terrores nocturnos con los que crecí. Pidiéndole a Dios y a todos los santos que un gallo cantara para que espantara a todos los espíritus que en las noches poblaban la tierra. Uff... Menos mal que los terrores pasaron pues ya las aves de corral no son frecuentes en las ciudades. ¡Válgame Dios! ¿Los espíritus ya no descansan? ¿Están de día y de noche de aquí para allí? … Penando...
Yo aquí como todos los días... Pensando pensamientos pensantes de esos que no salvan ni tan siquiera un poco este mundo adolorido. Hmmm.
Patricia Lara P
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