Cada momento es el último "momento" como lo conocemos. La vida cambia en fracción de segundos. Uno sólo se lo plantea cuando algo grande viene en camino. Y se dice a si mismo o quizá a quienes lo quieran escuchar... "Éste puede ser el último año juntos". Y uno siente que está preparado, pero igual el cambio lo toma a uno por sorpresa, lo deja sin aire y preguntándose que fue lo que pasó. Y lo que pasó fue eso... Pequeñas cosas, mínimas actitudes que sumadas fueron las que llenaron la copa y la desbordaron. ¿Debemos vivir entonces pensando en los últimos momentos o disfrutarlos plenamente?
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