Impresionante la forma en que nos vamos vaciando.
La piel antes tersa y llena de vida deja de contenerla, se despoja de ella. Y se convierte en un saco aún tibio que solo contiene huesos. Los colores también se marchan y los grises la habitan en gran profusión. Manchas y arrugas. En eso terminan todos los que logran vivir mucho. Tristemente, la sabiduría de los años también desaparece en algunos y solo las vivencias que más los marcaron se quedan causando tristezas y desencantos.
Pesimismo. No lo creo así. Yo le temo mucho a la vejez.
Patricia Lara Pachón
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