Lloraba plácidamente
Y tranquila se veía
las lágrimas se deslizaban
por la tersa y estirada piel:
los mofletes rosados
brillaban aún más
por el agua salobre
que los recorría.
La gente no podía creerle
quien en su sano juicio
¿Lloraría de esa manera?
Esperaban que se rasgase las vestiduras
que se arrojase al piso
que llenase su cara de hollín y mocos.
Al parecer
Un llanto tranquilo y mesurado
no era considerado cierto.
La pobre mujer
Seguía desaguándose en llanto.
La tierra recibía con parsimonia el líquido vital,
y fue así como el río caudaloso surgió
Y lo devoró todo.
Patricia Lara Pachón
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