Y entonces miro la página en blanco y deseo, quiero, necesito depositar en ella unas letras. Palabras que digan cosas, que signifiquen algo.
Y entonces la observo de nuevo. Tan blanca, tan prístina, tan pura. Y temo, temo mucho. No cumplir con lo que se requiere. No decir alguna cosa importante, o por lo menos buena. Algo que valga la pena. Observo la hoja y veo, que dejé en ella letras, palabras. Que muestran lo que yo soy, y lo que siento.
Así esa hoja cobra vida. Mí vida. Y creo, que aún cuando sólo para mí sea, el escrito. Vale la pena.
Me quedo ahí. Viendo un instante mí hoja. Apreciando mi vida.
Patricia Lara P
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