Con su permiso –y sin él- acá le dejo esto, mija… con las excusas por la ausencia y la escasez de aportes:
Sequía
Y luego del diluvio,
de la lluvia incesante,
la sequía
que resquebraja la voluntad
y seca la semilla de la esperanza,
que reseca este amor de temporada
que quiso ser planta perenne,
muriendo en la calidez de un verano
inesperado,
asolador.
Cruje el alma, marchita,
abriendo surcos de dolor,
en un cuerpo cansado,
tierra baldía,
solar estéril
rezumando soledad.
Y allá, en el subsuelo,
-en el fondo del alma, vale decir-
manan nuevas aguas
que habrán de permear esta piel curtida.
Y el corazón reposa, suspendido,
esperando que vuelva la lluvia
(¡el relente ya la augura!),
para salir del letargo…
…¡para volver a vivir!
B. Osiris B.
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