lunes, 15 de febrero de 2016

Y lo quería matar



Y  lo quería matar

Y entonces me llama Ricardo y me pide que entre al consultorio.  La doctora me pregunta qué le he estado dando y le digo que ibuprofeno de 500 mg.  Al parecer no existe en ese gramaje pero el pecado no es ese.  El pecado consiste en que al ser él paciente hipertenso si toma ibuprofeno le puede dar un sangrado gastrointestinal y morir irremediablemente.  Ella mirándome a la cara y muy seria me dice que yo lo quería matar.  Me molesta mucho lo que dice, porque de haber querido hacerlo seguramente habría encontrado la manera y también habría salido impune.  Que yo ignore algo como eso no me hace asesina ni culpable de intencionalidad malsana alguna.
Me explica la situación, le formula entonces acetaminofén y dice que es lo único que puede tomar. 
Le explico que entonces yo misma he estado atentando contra mi humanidad pues es lo que tomo cuando algo me "intenta" doler.  Y es porque sencillamente no soy la persona que espere hasta que duela mucho para tomar un analgésico.
La ignorancia es grande y no lo excusa a uno.  Pero hacer afirmaciones molestas tampoco la excusa.  A Ricardo le pareció mal que yo le replicara más bien rudamente a la doctora.  Pero yo le aclaré que de haber sido una persona amiga yo me lo habría tomado muy en charla.  Pero esa mujer no es nada mío.  Así que ella debe tener más cuidado con las cosas que afirma.  Yo estoy segura que ella misma por muy doctora que sea ignora cosas que yo si conozco y sé muy bien.
Uf, aún sigo molesta.
Patricia Lara P.

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